“I have a dream that my four little children will one day live in a nation where they will not be judged by the color of their skin but by the content of their character.”
“I have a dream today!”
...
Cuando la realidad lo golpeó de frente, lo desafió moralmente y lo retó intelectualmente, nunca se imaginó que al escribir lo que pensaba, cambiaría la historia de la humanidad. Conscientemente, este hombre planteó las bases de una evolución inimaginable.
Cuando tomó su café en la mañana, venció el cansancio acumulado, las ganas de quedarse en casa y caminó al paradero del autobús, esta mujer nunca se imaginó que el asiento que eligió, sería la primera batalla por la igualdad.
Cuando despertó esa mañana, tuvo un sueño. Tal vez soñó con ese hombre consciente, llamado Henry Thoreau, que lo llamó a la desobediencia civil de normas injustas, tal vez soñó con esa mujer cansada que viajaba al trabajo, llamada Rosa Parks, que se negó a ceder su asiento a un hombre blanco que reclamó el lugar por superioridad racial. Pero nunca soñó que ese día, sería asesinado.
Cuando fue a comprar caramelos a un almacén, nunca imaginó que sería asesinado. Trayvon Martin murió con “el sueño” sin cumplir, aquel famoso y hermoso sueño de Martin Luther King. Hoy el reverendo Jesse Jackson lo revive, como cuando marcharon juntos, llamando a seguir el camino de su homónimo Luterano King, inspirado en la “Desobediencia Civil” de Thoreau, y la “No violencia” de Gandhi, hasta encontrar justicia por una muerte injusta, para que el asiento de la justicia, no sea ocupado a la fuerza por la tiranía.
Hoy, 4 de abril de 2012, se cumplen 44 años del asesinato del Dr. King. Se ha avanzado mucho en materia de derechos civiles. Pero no lo suficiente. El mundo sigue mirando caer a sus muertos por abusos. Yo quiero renovar su sueño, extenderlo no solo a las colinas, valles y ríos de Estados Unidos, sino a todo el mundo.
¡Volvamos a soñar!
Marcelo González Calero.
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