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sábado, 20 de agosto de 2011

Farellones - Chile.

Farellones es una localidad y centro de esquí, ubicado a 36 kms. de Santiago de Chile; enclavado en la Cordillera de Los Andes y cercano a Valle Nevado, La Parva y El Colorado.

Se encuentra en la comuna de Lo Barnechea, sobre una gran planicie a 2.340 msnm. donde se destaca un bosque de coníferas, ubicado sobre los 2400 msnm.


Cuenta con todos los servicios necesarios, incluidas una posta y una escuela.



La villa del Esquí.
Farellones nace como una pequeña villa a fines de 1937, cuando el propietario del predio lo loteó; debido a que desde principios de 1930, existían fanáticos del esquí que se aventuraban a practicarlo en sus inmediaciones.



Desde Farellones es posible acceder por carretera a Valle Nevado, La Parva y El Colorado.


La Momia del Plomo.
Farellones no sólo se destaca por ser un centro de esquí, sino también por los hallazgos arqueológicos efectuados en el cerro El Plomo. Desde antes de la creación de la villa de Farellones, este lugar era frecuentados por aventureros y arrieros en busca de antiguos tesoros incas, ya que era habitual encontrar restos de asentamientos en pucarás y pircas.


En el año 1954 se halló un santuario, donde se descubrió el cadáver de un niño Inca congelado, dado a conocer por los medios de comunicación de la época, como "la momia del Plomo".


La conservación de dicha "momia" está a cargo del Museo Nacional de Historia Natural en Santiago de Chile.




62 canchas.
Entre Farellones y El Colorado, suman un total de 62 canchas:
11 para principiantes, 6 para esquiadores intermedios, 33 para avanzados y 12 para expertos.


A través de los andariveles se puede acceder a El Colorado, ubicado 5 kilómetros más arriba, sobre el cerro que lleva el mismo nombre. Con una altura máxima de 3.333 msnm y un desnivel de 903 m, tiene un promedio de 5 m de precipitaciones de nieve en un año normal.




Hotel Posada de Farellones.
En los años 40, Antonio Padrós logró ofrecer uno de los primeros hoteles de la zona, el Hotel Posada de Farellones. Posee un acentuado estilo suizo, donde se mezclan madera y piedra para dar vida a un acogedor ambiente.

El esquí en Chile se puede disfrutar entre los meses de junio y octubre.


La ubicación privilegiada, facilita la conexión con los tres principales centros de ski de Chile, que en su conjunto, forman el área esquiable más extensa de Sudamérica.
(La Parva, El Colorado- Farellones y Valle Nevado.)



Alternativa.
Chilextremo Hostel es un refugio de montaña que cuenta con habitaciones compartidas y privadas.


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fuente datos: wikipedia.


miércoles, 17 de agosto de 2011

Historias de peluquería...

Uno habla y la gente entiende...

Hace unos días mientras estaba en la peluquería, una de esas típicas peluquerías de barrio montevideano, no al estilo de “Don Mateo”, pero típica igual, aparece un personaje por la puerta, que en tono de molesto y de “día arruinado”, dice:

- ¡Yo no sé qué pasa en este país! ¡Mirá lo que me pasó...!

Esto transcurre en los típicos “mandados” de la mañana…

- Voy a la ferretería y le pido al ferretero, una manguera de ¾ para supergas. El tipo me da una. Y yo le digo… ¡Pero esta es de 1/8! Y él me dice…

-Sí, pero es para supergas…

-Y no termina ahí… dice.

-Salgo de la ferretería y voy a la panadería… Le digo: Dame un par de “tortugas” (pan de hamburguesa)… y la mina me dice…

- Sí, ¿cuántas querés?

- Y… dos. Le digo.

Este país se va a la mierda… dijo al terminar el cuento y con el mismo tono de calentura con el que llegó, se fue sin despedirse, tal vez con el consuelo de haberlo contado para no sentirse el único desgraciado del mundo. Pero esto parece ser algo virósico, porque el cuento me recordó una vez que fui a comprar zapatos y le pregunté al vendedor:

- ¿Tenés este modelo en negro talle 45?

Y me responde: - Tengo en azul, 44, ¿te sirve?

Y… ¡no! Pero el vendedor lo preguntaba serio, parece haber gente que aprieta los dedos para ponerse los zapatos que le quieren vender.




¡Tiranos temblad...!
[ ¿Qué son los "tiranos" ? ]

"... Los tiranos, dígase lo que se quiera, no son más que una consecuencia lógica, y a veces necesaria, del estado moral e inteligente de los pueblos que esclavizan."



Alejandro Magariño Cervantes.
Estudios Históricos Políticos y Sociales sobre el Río de la Plata.
Biblioteca Artigas. Vol. 35 / Tomo I. 1936. Pág. 5.

viernes, 5 de agosto de 2011

Camino al espacio.



Preparados…
Para el contexto tecnológico en que vivimos, a mi corta edad, ya siento que “hablo de otro mundo”, cuando rememoro los tiempos de mi infancia.

La historia que les voy a contar es, y voy a utilizar el término “basada en hechos reales”, para no utilizar la palabra “verdad”, que encierra una precisión que mi memoria no resiste, por eso creo que es válido para los más jóvenes, la aclaración de por qué cosas que hoy son “normales”, antes eran de ciencia ficción.

Cuenta regresiva…
La historia empieza en Uruguay; aclaro porque eso define mucho del contexto. No es con ánimo de crítica, ni mucho menos, pero, para que se hagan una idea, no éramos un país con tecnología de punta para la década de los 80´. Crecimos sin PlayStation, Computadoras como hoy las conocemos, teléfonos celulares, TV por cable, Internet, computadoras portátiles, Ipad, Ipod, sin música en Mp3, ni CD´s ni DVD y sus respectivos reproductores, nada de HD, ni 3D, apenas TV color, sin mails, mensajes de texto, Google, y sin micro ondas. El calentamiento global no existía, ni se hablaba de agujero de la capa de ozono, ni de los autos híbridos y esas cosas que eran solo de revistas de ciencia o de “Mecánica Popular”.

Niños y niñas de hoy; el mundo era “igual”, pero muy distinto.
Todo fue apareciendo muy pero muy despacio, pero más lento todavía, llegaba a nuestras casas. Después todo llegó como un aluvión.

- 3…
La primera vez que escuché la palabra “eclipse”, fue en el inicio de primaria, en los albores de la década del noventa. Parecía que vendría uno dentro de poco, era un acontecimiento importante, un eclipse solar en horario de escuela; era la oportunidad perfecta para enseñarnos qué sucedía cuando el día se volvía noche antes de volver a casa. Como siempre en tiempos escolares, toda actividad importante comenzaba con tarea para la casa. Los famosos “deberes”. Las tareas se podían olvidar, so pena de un reto; pero lo que nunca se borrará de mi memoria, es que por alguna extraña casualidad, fuere lo que fuere que pidiera la maestra, nunca era algo sencillo de conseguir para los padres.

Esa debe haber sido la primera ley que aprendí.

Teníamos que conseguir alguna protección para los ojos, ya que no se podía observar a ojo desnudo. Entre familiares y vecinos, las ideas comenzaron a llegar. Las opciones manejadas iban entre el vidrio de una careta para soldadura, hasta un vidrio de la verde botella de Sprite, incluso pasando por la infaltable placa de rayos “X”. Aquella complicación para mirar al sol, resultaba incomprensible. ¿Por qué no podíamos hacerlo entrecerrando los ojos, de la forma más natural?

La maestra descartó rápidamente los lentes de sol, las placas y otros “inventos” extraños e inapropiados, que llevamos mis compañeros y yo, fruto de la imaginación de los padres. Desde el jardín del colegio, todo el curso rodeando la maestra, con dos vidrios de careta para soldar con electrodos, fuimos turnándonos para ver ese espectáculo. Había que disfrutarlo rápido porque éramos 23 niños y el show no duraba mucho. Yo recuerdo que mientras esperaba mi turno observaba el extraño comportamiento de los pájaros. Volaban nerviosos, cantaban como al atardecer, parecían volar a sus refugios convencidos que volvía la noche, de apuro y sin aviso. Los pájaros de ese entonces deben de haber muerto pensando que el sol les jugó una mala pasada. Luego de una corta “noche” volvieron a cantar como al amanecer.

Una mala noche, sin dudas…

Luego del disfrutable momento fuera del aula, a recibir la explicación de lo ocurrido con aburridos dibujos en el pizarrón.

- 2…
“Hoy antes del almuerzo te voy a pasar a buscar por la escuela, vamos a ir al comando de la Fuerza Aérea, quiero que conozcan a dos astronautas de la NASA que nos van a visitar”. Un beso de despedida y nos bajamos del auto con mi hermano para comenzar la jornada de colegio. La mañana se hizo eterna hasta que llegó la hora prometida por mi padre. Obviamente la explicación a la maestra de por qué salíamos de clase fue algo así como que teníamos algo importante que hacer, porque eso de decirle que íbamos a conocer a dos astronautas de la NASA era como decirle que íbamos a dar una vuelta en una vaca voladora, le hubiera causado la misma impresión falsa.

Entre la gente expectante, mi Hermano y Yo los conocimos en unos uniformes azules, con un escudo que decía “NASA” obvio, pero era la primera vez que lo veía real, en algo que no era ni en la tele ni en los cohetes espaciales. Otra cosa obvia era que no traían sus cascos de vidrio y mucho menos los trajes espaciales. Por un largo momento sentí la duda de que no aparecieran así, después de todo eran astronautas ¿o no…?

Los representantes eran Franklin Chang-Diaz de la NASA y Sergei Konstantinovich Krikalev Cosmonauta Ruso. A pesar de que uno se dedicaba a los astros y el otro al cosmos, viajaron en la misma misión. Era algo solo visto en James Bond después de la guerra fría.
Franklin terminó siendo el astronauta con más viajes al espacio y como era latino era el más simpático de los dos.

Si quieren conocerlo como yo, esta es la página de él: www.franklinchangdiaz.com.

Ese día fue increíble y la pregunta fue inevitable: “Papá: ¿Cuándo vamos (Uruguay) a llegar a la luna…?”

- 1…
Era una noche calurosa de febrero, el silencio de las olas y una suave brisa, parecía humedecer las alas de los grillos que competían por quién cantaba más fuerte, el croar pedía lluvia a gritos, pero las nubes no querían aparecer. Mis piernas en el agua hasta la rodilla, hacían de la pesca una actividad grata para la noche de calor húmedo y una constante atención a la caña disminuía el molesto zumbido de los mosquitos. El lago calmo, coqueteaba de negro, regodeándose con las estrellas. La corta caña de tacuara, cabecea con ganas, la bolla de corcho pintado se hunde en la oscura agua nocturna, el tirón instintivo y emocionado engancha el anzuelo en la boca del pez, que pese a la resistencia de su pelea y peso, vuela por el aire y cae nuevamente provocando ese sonido que provoca sonrisas en los pescadores. Era uno de esos “cabeza amarga” gigantes que se pescaban contra los juncos, pero de noche. La boca enorme característica y las ásperas escamas lo delataban ante la falta de luz. Repuesta la lombriz, lanzada la boya, la sonrisa marcada y un instante de regocijo me llevaron la mirada hacia el horizonte.

Un escalofrío me recorre el cuerpo, como si el agua se hubiese congelado instantáneamente, pero el frío venía de mi nuca y me recorría la espalda desnuda. Los reflejos se ven en el agua espejada. Una explosión en el cielo, desprende luces, colores, objetos de izquierda a derecha, como una explosión de fuegos artificiales, pero en la atmósfera. No se sintió ningún sonido, pero era una explosión que comenzaba a extenderse por el horizonte y cruzar el cielo casi sin caer. Yo me sentía como los dinosaurios, viendo caer un meteorito, tal vez el de la extinción de la raza humana. Recorrió todo mi campo visual hasta que se perdió en el horizonte.

Ignición.
Hoy vivimos en el año 2010, en el futuro, en los tiempos desconocidos y galácticos de los ochentas y contra toda capacidad de imaginación, estoy escribiendo desde Cabo Cañaveral, en la Base de la NASA en Florida.

Uruguay no llegó a la luna todavía, pero pude ver con mis propios ojos la plataforma de lanzamiento de donde despegó la misión que alunizó, la misma que mis padres pudieron ver por televisión en el 69´.

Acá mismo despegó el Apollo 11 y tantos años después, vi la documental de la tragedia del Columbia, esa explosión que vi en el lago.

En la casa del telescopio Hubble, puedo ver las fotos hermosas del sistema solar, y mientras veo imágenes que apenas comprendo, recuerdo la primera vez que observé un eclipse con el mismo asombro.

Entre cohetes gigantes, transbordadores espaciales, cápsulas y trajes de astronautas, lo imposible se vuelve posible y los sueños se hacen realidad. Desde la base donde se respira que “fallar no es una opción” sentí el porqué de lo que sintió Armstrong, sentí ese “gran paso para la humanidad”.

¡Buen Viaje!




Marcelo González Calero. 2011.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Papalópulos Euscariotes.

Vamos a ver: Papalópulos Euscariotes, fue el menor de los mayores de todos los hijos platónicos de Aristóteles, que además de ser todos de diferentes madres, emigraron de Grecia siendo botijas estimulados por el ardiente cariño del padre y subvencionados por el Estado. No tenían nada que ver en nada con el filósofo y mucho menos con el que construía barcos. De hecho era el único que odiaba el mar y no le gustaba el campo, así que la vida era un calvario, no sabía donde radicarse y se quedó en Uruguay. Todo terminó cuando empezó a conocer a una amiga de la cuñada del vecino que se llamaba Griselda, “nada grandioso pero suficiente”, decía en el bar de la esquina “y no me pregunte más, que soy un tipo reservado”; después contaba todas las intimidades, porque era bueno para beber que daba gusto y se le aflojaba la lengua. Era lo bueno, porque con la lengua floja no se le entendía nada.

Poco después, casi diecisiete años y unos meses, se casaron sin anillos por iglesia, una ortodoxa que abrió en un cine viejo; le proyectaban la cruz en la pantalla y en vez de arroz le tiraban pop. Dicen que en realidad no querían casorio, pero fue para ganarle una apuesta a la suegra, la madre de ella que era adicta a las apuestas y el casino y según dicen las chusmas, con esa plata se fueron haciendo dedo de luna de miel al Pinar, en menguante pero luna al fin. La pasaron terrible porque los agarró el temporal de Santa Rosa y no hubo quién sacara a Griselda de debajo de la cama. Se peleaba con los perros por el escondite apenas empezaba a tronar y Papalópulos se encomendaba a todos los dioses para que no llegara una ola espantosa.

Papalópulos tenía una infinidad de sobrenombres porque era difícil de nombrar para la gente erudita del barrio y menos suerte tenía cuando se apuraban para saludarlo en bicicleta. La gente se agarraba una chinche que decidió retirarle el saludo, nunca llegaban a terminar el nombre cuando se pasaban la cuadra. Y la gente tiene su corazoncito, la gente es orgullosa y más con el extranjero. El más educadito pegaba la vuelta tres o cuatro veces, otro le encontró el yeito y se bajó de la bicicleta, lo saludó y siguió. Pero lo hizo solo una vez. El tartamudo era el más perseverante, por ser tartamudo mismo no se rendía ni mamado, así que siempre llegaba a ¡Pa… Pa…! y por ahí se quedaba trancado. El griego que se impresionaba mucho con tanta exclamación y ademanes, empezó a desconfiar y tomar idea de que tenía algo malo que no notaba. El tipo se hizo la película e hizo que pensó… “si ya no me saludan y el único que se mantiene, me dice ¡Pa…! Está clavado que algo malo tengo”. La que más sufrió las consecuencias circunstanciales fue doña Griselda, que la tenía acalambrada con tanta pregunta, le hacía mirar ratos largos debajo de las uñas, la cara y los ojos con una linterna, a ver si le encontraba algo. Llevaba gastado un dineral en pilas y nada. Un día ya casi se divorcia, cansada de que Euscariotes con su locura infinita, le interrumpiera cada dos segundos a la hora de la comedia sagrada. No había derecho. ¡Déjame tranquila Papalópulos! ¡La gran para cachimba el bagre…! ¿Y saben qué pasó? ¡Nada, que va a pasar…! Quedó quietito. Y muy paradito con la linterna en la mano le dijo: “vos no me entendes...”

Un día Griselda lo encuentra sentado, muy derechito, con cara de jodidaso, pálido para fantasma y según él, con un ataque en la membrana epitelial del leucocito izquierdo que era fulminante y crónico, pero lo peor era que ya no lo dejaba respirar. - ¿Cómo sabes eso? Le preguntó. Y con el último suspiro le dijo: - Por Internet. A Griselda le dio un ataque, después dos, después se puso nerviosa y no sabía qué hacer, así que se sentó al lado y lo miró a ver si le daba una pista, como para arrancar con algo… Cuando ya se le acabaron las ideas, atinó a servirle un vasito de caña con guinda, que era su preferido y el tipo se normalizó, pero Griselda que había pasado por una tensión espantosa, le dio por llorar a gritos y no había cristiano u ortodoxo que la hiciera parar. Al final se calmó con la comedia de las cuatro, pero pasaron la tarde entre angustias e impresiones. A los suspiros pero estables.

Después de semejante ataque espasmódico sublime inolvidable, decidió tomar medidas precisas y no se le ocurrió mejor idea que entrar a la carrera de agrimensor, que abandonó bajo carta de renuncia indeclinable en el tercer turno del primer día. Pero según les cuenta a todos con orgullo de griego, fue una experiencia increíble, “de una riqueza inconmensurable”. Ahora, mejor del leucocito, da charlas en el bar de cómo superar crisis espantosas. En la puerta puso un cartel que promociona, “Para tomar medidas precisas y filosóficas en su vida, venga a las charlas del Ingeniero Papalópulos Euscariotes, pariente lejano del Sr. Aristóteles. Cupos limitados” Se llenó de plata.



Marcelo González Calero. 2011.

En memoria de Julio Cesar Castro "Juceca"

lunes, 1 de agosto de 2011

Sobre el Derecho de Autor.


¡Hinchas de la Roja! Se las llevaron sin consentimiento.

El 25 de junio de 2010, publiqué en este blog una nota con motivo del mundial de futbol que se respiraba en ese momento. El artículo fue acompañado de una fotografía, la que pueden apreciar arriba o en este link en el artículo original. Lo que me llama a retomar este artículo, es que dicha foto, fue “tomada” sin consentimiento de ninguna de las partes componentes de la misma, por parte de la empresa Mauricio Lda., radicada en Iquique, norte de Chile, con fines de utilizarla para promocionar televisores plasma, en tiempos de la Copa América 2011. La foto se muestra trabajada por alguien, ya que aparece en el televisor, por lo tanto da a creer que alguien que trabaja en gráfica, tomó sin permiso de ningún tipo, la foto firmada del blog, donde además muestra una advertencia (“-IMPORTANTE- Las fotos aquí presentadas, salvo aquellas que citen la fuente, son propiedad de Marcelo González Calero (Autor). Queda prohibida todo tipo de reproducción con fines de lucro sin autorización expresa del Autor, amparado en los derechos otorgados por Ley. Si Usted lo desea puede comunicarse al mail de contacto. Gracias.”) que advierte para quién ignore, que las fotografías están sujetas a derecho de autor y protegidas por ley.





Nuevamente la foto es mostrada con el nombre exageradamente grande en el centro de la foto. ¿Por qué? Porque se ve muy poco estético, por lo tanto nadie la utilizaría, pero todos sufrimos las acciones incorrectas de alguien que ni siquiera se toma la molestia de escribir un mail solicitando permiso de utilización. Las acciones escondidas generan daño entre profesionales y daños personales a las personas que se explotaron para publicidad sin consentimiento de ningún tipo.
Comportamientos como este “ensucian la cancha” profesional, dañan las libertades de internet y dañan la libertad de aquellos que siguen disfrutando de una fotografía sin “grafitis” que la arruinan; más, después de tanto tiempo de trabajo anterior a la publicación.

No todos lo entienden, no todos saben vivir más allá de “crimen y castigo”, algún día la evolución los llevará a vivir dentro del respeto de los derechos ajenos, sin la necesidad de la coerción.

Que así sea.

Marcelo González Calero.