lunes, 14 de febrero de 2011
De Hudson, sabores y orientales.
Hudson escribió (traducido):
"Y si aquel sabor (agreste) característico no puede conciliarse con la prosperidad material que produce la energía anglosajona, deseo fervorosamente que esta tierra jamás conozca tal prosperidad"
El sabor "agreste" de la campaña, tan salvaje como interesante, es el sabor de la rebeldía por la dominación extranjera, contra toda dominación y el amor por la libertad. Ese es el sabor "característico".
Ruben Cotelo, en el prólogo (pág.16) de "La Tierra Purpúrea" de W. H. Hudson, traducida por Idea Vilariño dice:
"Traducido al criollo: la riqueza de este país es la pobreza, porque gracias a ella tenemos libertad".
Me parece una frase rara, casi peligrosa... Entiendo un algo de "contigo pan y cebolla", un desprecio por esa "prosperidad anglosajona", una libertad que no se prostituye por lo material, correcto. Pero llamarle pobreza y decir que gracias a ella tenemos libertad... discrepo. Y ponerle "traducido al criollo"... cuidado, es un aderezo engañoso.
De atrevido propongo la siguiente:
"La riqueza de este país es el espíritu, porque gracias a él tenemos libertad"
Es un espíritu con sabor agreste.
Por la página 40 del mismo libro citado arriba, Hudson reproduce una escritura hecha con tiza en una puerta particular de la vieja Montevideo. Dice así:
"Por favor, entre en esta casa y haga el bien de degollar a su dueño, así el podrá descansar en paz, sin tener miedo por lo que pueda ocurrir"
Así, con la ironía del hartazgo, la gente reaccionaba ante las revueltas políticas de los primeros años de la República. Hoy 140 años después, la gente está al borde de escribir lo mismo en sus puertas, pero esta vez por la delincuencia.
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