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jueves, 21 de junio de 2012

Sindrome Avestruz





Terminantemente prohibido tener “sensación térmica”.

¡Otra vez la culpa es de otro y como soy gobierno y soy poderoso entonces prohíbo…!
Ese parece ser el funcionamiento de un estado desbordado por la realidad de un lado y por las demandas por otro. Como tampoco sabe qué hacer porque se siente en el medio de dos grupos de votantes, entonces patea el perro. Sí, nada que ver… Es que prohibir que informen libremente un crimen, en la edición central de un informativo, es querer tapar el sol con la mano; dejar a la población sin su más básico sentido de protección, el miedo. Ahora se va a legalizar la marihuana, pero va a comenzar el tráfico clandestino de datos de criminalidad. Tal vez los periodistas de crónicas rojas sean los nuevos  “traficantes” de noticias “posta”.  Si el argumento es que los niños no vean los crímenes violentos en la tele para que no los copien en la vida, entonces vamos a tener que esperar que todos los delincuentes asesinos mueran de viejos y la sociedad se renueve con estos niños con "síndrome de avestruz". Algo así como lo que va a pasar con los Tupamaros y los Militares, todo parece que la "solución" es esperar la muerte y que nadie remueva cenizas. Ahora, la pregunta al que ideó esta estrategia… ¿Cómo le van a ocultar al hijo del asesinado que su papá no vuelve a la casa porque está muerto, porque lo asesinaron mientras trabajaba? Tal vez el próximo paso sea prohibir el dolor.

domingo, 17 de junio de 2012

A Violeta Parra.


A Violeta Parra. Inmenso Ser, iluminado, que supo escribir y cantar mi dolor y el suyo antes de que yo naciera.

Suena incesante en mi cabeza el ritmo dulce de tus rimas perfectas,
El alcance de las palabras que se unen en un solo sentido,
En el amplio y crudo sentido de la vida criteriosa,
Que no por ilógica deja de ser gloriosa,
A veces y otros tantos, tampoco tanto.
Qué valentía en tu sonar, para escribir tu sentimiento,
Si hoy escribir lo que se siente es casi un cuento,
De los imposibles y anónimos, que mucho gritan a los que no quieren escuchar,
Y rompe los tímpanos de los que escuchan bajito.

Qué habrá pasado por tu mano Violeta,
Qué sentía tu lápiz cuando escribiste tus canciones,
Cómo fuiste luz y oscuridad,
Luna y libertad,
Sol y eternidad…

Cómo hiciste Violeta, para cantar tu afonía,
Cómo hiciste para darle ritmo al silencio.

¡¿De dónde nació tu fervor?!
¡Qué regalo me has dejado!,
De letra y de guitarra, qué música y papel,
Pero más que Parra y amor por él,
Dejaste intensa sabiduría, honor y gallardía,
De un alma que moría y otra que por siempre viviría.

¡Ah Violeta! ¡Qué placer escucharte! 

Cuando ya ni imaginabas que tu canto quedaría,
Sigue sonando tu voz sabiduría,
Y retumbando el don de tu agonía.
Mezclado con muchas ¡gracias!,
Tildado de maldiciones, manchado de desamores,
Y todo maldito, porque te aqueja un dolor,
Y cuando aqueja un dolor de semejante magnitud,
Entonces vale y yo maldigo contigo,
¡Maldigo Violeta!
¡Maldigo! porque lo hiciste antes,
Porque ya está todo maldito.
Pero sobre todo lo maldito, maldigo de nuevo,
Por vos, por mí y por los dos.

Ahora sí, canta Negra, canta Sosa, ¡fuerte!
Hermosa claridad de voz y alma, ¡canta!
Que si no empiezan los agradecimientos,
Muy poco nos quedará por hacer.

¡Gracias a la vida!
¡Gracias Violeta!
¡Gracias Mercedes!
¡Que me han dado tanto!
¡Que me han quitado tanto!
Por Ustedes, yo ¡Maldigo!
¡Y las bendigo!
¡Salud!

Marcelo González Calero.



Letras: “Gracias a la Vida” y “Maldigo del Alto Cielo” de Violeta del Carmen Parra Sandoval.

Gracias a la vida.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abedecedario
Con él las palabras que pienso y declaro
Madre amigo hermano y luz alumbrando,
La ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la marcha de mis pies cansados
Con ellos anduve ciudades y charcos,
Playas y desiertos montañas y llanos
Y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro al bueno tan lejos del malo,
Cuando miro al fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto,
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto.

Gracias a la vida
Gracias a la vida
Gracias a la vida
Gracias a la vida.
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Maldigo del alto cielo

Maldigo del alto cielo
La estrella con su reflejo,
Maldigo los azulejos
Destellos del arroyuelo,
Maldigo del bajo suelo
La piedra con su contorno,
Maldigo el fuego del horno
Porque mi alma está de luto,
Maldigo los estatutos del tiempo
Con sus bochornos,
Cuánto será mi dolor.

Maldigo la cordillera
De los Andes y La Costa,
Maldigo, señor, la angosta
Y larga faja de tierra,
También la paz y la guerra,
Lo franco y lo veleidoso,
Maldigo lo perfumoso,
Porque mi anhelo está muerto,
Maldigo todo lo cierto
Y lo falso con lo dudoso,
Cuánto será mi dolor.

Maldigo la primavera
Con sus jardines en flor
Y del otoño el color
Yo lo maldigo de veras;
A la nube pasajera
La maldigo tanto y tanto
Porque me asiste un quebranto.
Maldigo el invierno entero
Con el verano embustero,
Maldigo profano y santo,
Cuánto será mi dolor.

Maldigo a la solitaria
Figura de la bandera,
Maldigo cualquier emblema,
La Venus y la Araucaria,
El trino de la canaria,
El cosmos y sus planetas,
La tierra y todas sus grietas
Porque me aqueja un pesar,
Maldigo del ancho mar
Sus puertos y sus caletas,
Cuánto será mi dolor.

Maldigo luna y paisaje,
Los valles y los desiertos,
Maldigo muerto por muerto
Y el vivo de rey a paje,
El ave con su plumaje
Yo la maldigo a porfía,
Las aulas, las sacristías
Porque me aflige un dolor,
Maldigo el vocablo amor
Con toda su porquería,
Cuánto será mi dolor.

Maldigo por fin lo blanco,
Lo negro con lo amarillo,
Obispos y monaguillos,
Ministros y predicandos,
Yo los maldigo llorando;
Lo libre y lo prisionero,
Lo dulce y lo pendenciero
Le pongo mi maldición
En griego y en español
Por culpa de un traicionero,
Cuánto será mi dolor.

sábado, 16 de junio de 2012

Mi última valija. Por Shajaira Dogliotti.


Hoy exploro en mi pasado

atravesando tantos años de vida,

me dispongo a armar la valija

para un viaje que sólo será de ida.



Lo primero en ser guardado

será aquella piel suave que me recibió,

el tibio cuerpo de mi madre

que tantas veces me meció.



La barba áspera y corta de mi padre,

su risa que siempre llamó la atención,

su canto dulce y grueso

que a tantos mundos me trasladó.



Y unas miradas pícaras y cómplices

que sólo ente hermanos adquieren valor.

Esos abrazos que al encuentro reviven

cálidos momentos que no tienen comparación.



En la frente el beso de la abuela,

del abuelo el asado en navidad.

Entre primos mil guerrillas de agua,

mil castillos de arena en el mar.



Y en un rincón pondría

aquel beso que me hizo temblar,

la mañana en que juntos juramos

recordar esa imagen para enfrentar cualquier mal.



El olor a leña que en fuego crispa

y rodeada de amigos está.

El mate caliente con tortas

las charlas eternas, el abrazo final.



Horas de estudio, primeros trabajos.

Estaciones que no vuelven más.

Despedidas fugaces y para siempre.

Seres que como luces vienen y van.



Poemas que todo lo dicen,

canciones que no tienen igual.

Imágenes, colores, sonidos

que tocaron mi alma y conmigo se irán.



Porque puede que la vida sorprenda

y todo tenga un final.

Porque puede la muerte sorprenderme un día,

pero mi valija conmigo estará.



Shajaira Dogliotti

Cumbre del Manquehue.


Subir al Manquehue (1633 msnm) era una de las tantas cosas que teníamos planificadas hacer con Diego y quedaron pendientes… Borralo de la lista, ya subimos!

Farellones - Chile.

martes, 12 de junio de 2012

Un blues para el adiós.




Un blues para el adiós.

Llueve en Santiago, llueve en Argentina, y llueve en Uruguay. Lloran los ángeles, los corazones, lloran las guitarras, llora el blues y lloro yo.

Qué pasa en esta tierra, que se van los buenos, los cantantes, los artistas y no entiendo yo…

¿Qué pasa con la gente que no quiere la gente? ¿Qué pasa entre nosotros?

Ayer vi el informativo argentino y entrevistaron a un joven de mi edad. Estaba en la calle protestando, con su familia llorando y gente apoyando. Le habían matado a su hermano. Él decía que su hermano era buena gente, tenía 25 años, que lo habían asesinado en un asalto.

Hablaba con la desolación que sólo alguien que sufrió lo mismo puede saber. Hablaba ante las cámaras, ante los periodistas que hacían eco de su dolor, de su protesta, cuando todo recién empieza, cuando todavía no entendes nada. Hablaba y tartamudeaba, hablaba y se trancaba como tartamudeaba y me trancaba yo, y trataba de explicar que su hermano era una buena persona, y quería explicar que lo habían matado injustamente, como expliqué yo, como tratas de defender el honor desgarrado. Te matan a tu hermano y solo podes defender su imagen en la televisión; te queda una sensación amarga, pero lo defendimos mi amigo, lo defendimos, tenelo presente, aunque sea muy poco, lo sé. Pero también sabe, que mientras enterrás a tu hermano de 25 años, el asesino vagará libre, y tené presente que mientras vos das explicaciones sobre las cuales nadie debería dudar, él no dirá nada. Y mientras vos empezás a morir lentamente, él solo dará explicaciones de las razones. Lo juzgarán por un precio infinitamente menor al que pagó tu hermano y todo eso si lo atrapan.

Y a uno, solo le sale hablar de la hermosa persona que era, cuando todo se resume en decir parado con orgullo “era mi hermano”, ¡Es mi hermano! y lo seguirá siendo por lo siglos de los siglos, como el matador será un asesino por siempre y nadie debe dudarlo.

Y qué nos pasa… Si parece que descubrimos la muerte cuando nos golpea la puerta, cuando se lleva un hermano, cuando derrama sangre roja de injusticia.

¡¿Qué pasa que no nos retorcemos por el dolor ajeno?!

¡¿Por qué sigo vivo y conciente, por qué condenado a semejante traición a mis valores, mi moral y mi amor?!

¿Por qué vivir para estar vivo?

¿Por qué creemos en la justicia y explicamos lo injusto que fue, como si fuera suficiente remedio para deshacer la tragedia?

Que tristes inocentes fuimos amigo, que nos llevaron al infierno, creyendo en lo justo… Hoy ardemos llama firme en este infierno despreciable que no entibia el alma fría, ni calienta para doblegar los corazones, qué misterio esta tortura, que no mata pero no cura y te destaza con los ojos abiertos. Qué poco hombre resultó el diablo, que se llevó mi hermano mientras yo dormía. Ahora escapa cual tierno ternero y poco fuego tiene para mi cuerpo, que vivo sigo e inmune a su veneno, pero sufro por mil infiernos, por no tener a mi hermano. Qué envidia sientes por causar dolor igual.

Y llueve mansito, acá en Santiago, en tu corazón mi amigo, en la familia de los pilotos que esperan una esperanza, que piden un milagro, que aparezcan si es posible sanos, y llueve en Montevideo y los barcos buscan y por aire miran y las olas rompen y el barro oculta y llueve en el Río de la Plata…

Que bien nos vendría un blues Adrián Otero, que bien nos haría un mimo al alma, de esos que sabías dar con esa voz ronca. Cantale uno a mi hermano por favor, juntate con Pappo, júntense todos, que allá hay unos cuantos amigos y familiares, allá está buenísimo, acá está jodido hermano.

Es difícil decir adiós, lo sé, nunca es momento adecuado, Ustedes se fueron de un salto, tal vez eran peores que nosotros para el “chau”, pero un último abrazo…, una canción más…, una sonrisa, un asado…, te sigo esperando… ¡Venite! Ponemos la Clarín y escuchamos unos tangos, nos tomamos unos mates, planificamos un poco… Qué bueno sería…

Nos van sacando de a uno de esta cinta transportadora que es la vida, nos secuestran sin respeto y sin permiso, sin tiempo y sin aviso y todo porque sí.

Escuchá la lluvia, como cae suavecita, cerra los ojos…, sentí el ritmo, que el ritmo es vida como el corazón y el silencio es dolor cuando se apago tu voz.

“Ya es hora de irnos de acá.
Busquemos un lugar, en algún rincón del mundo
donde estemos siempre juntos, ¡siempre!”

(Adrián Otero)

Ojalá lo encuentres a ese rincón, con mi hermano lo buscamos, ojalá lo encuentren y lo encontremos todos, así nos cantamos abrazados un blues del adiós, de adiós a este sistema de mierda.

lunes, 4 de junio de 2012

La Sociedad de la Luna.


 



Luna marchita.






De cuántos soles florecen,


Las cuatro lunas marchitas,


Que caen por los cuatro vértices,


De la rosa de los vientos…


A dónde caen tus pétalos,


Cuando ya los gana el olvido.


Sumisos en la noche oscura,


Prendidos del cielo escondido,


Colmados de soles blancos,


Tendidos en cielo negro.


Tierra madura de nubes,


De cuántos soles perdidos,


Brotan las lunas llenas,


Que menguan de a cuatro tiempos,


Y crecen ahora marchitas.






MGC.2012.