lunes, 27 de junio de 2011
Viajando...
Señores y Señoras, autoridades presentes, público en general (siempre sonó feo eso de "general" no?): Tengo el agrado de dirigirme a Ustedes, con motivo de comunicarles la razón de mi ausencia momentánea en el blog. Como verán estoy muy ocupado en un viaje del cual tendrán mayores detalles en fotos y textos al regreso. Pero mientras les dejo una foto del entorno... Saludos!!
martes, 14 de junio de 2011
Campaña "Un mundo más verde". Fucac.
Caducidad de la pretensión punitiva del estado.
Mediante negociación del Gobierno Colorado, se acuerda la paz que condiciona su cumplimiento al pacto realizado con los Revolucionarios.
Pacto de renuncia de “todos los Orientales a la lucha armada para buscar el triunfo de sus respectivas aspiraciones en el ejercicio del sufragio…”
Art. 1º: “... renuncia a la lucha armada y en consecuencia el Ejercito Revolucionario se pondrá a las órdenes del Presidente del Senado (…) quien dispondrá su licenciamiento y el de las fuerzas levantadas por el gobierno para la guerra…”
Art. 2º: “Esta clausula (representación de las minorías), por la garantía institucional del futuro que importa para el país, es la base fundamental y esencial de esta negociación, y el Poder Ejecutivo contrae el compromiso de incluir esta reforma…”
Art. 4º: “El Poder Ejecutivo declara que por el hecho de la cesación de la guerra civil, todos los Orientales quedan en la plenitud de sus derechos civiles y políticos, cualesquiera que hayan sido sus actos políticos y opiniones anteriores.
Como consecuencia de esta declaración se mandará sobreseer en toda causa política o militar procedente de la lucha actual, ordenándose que nadie pueda ser procesado ni perseguido por actos u opiniones políticas anteriores al día de la pacificación.”
Art. 5º: “Los Jefes y Oficiales de línea que por motivos políticos hayan sido dados de baja, quedan repuestos en sus grados…”
Art. 6º: “El Gobierno acuerda la suma de 200.000 pesos que se llevará a cuenta de gastos de pacificación…”
Pacto de la Cruz, que pone fin a la campaña de 1897. “General Aparicio Saravia”, Comisión Honoraria pro Museo Histórico en “El Cordobés”, División Reprografía del Palacio Legislativo, Montevideo, 1978, p.76.
“Aire libre y carne gorda. Aparicio Saravia 1897” Ana Ribeiro. Editorial Planeta. Marzo 2011. Págs.: 176, 177, 178.
lunes, 6 de junio de 2011
Fábula del zorro, el hombre y la ambición.
¡Mirad esa manzana, cuan roja y dulce se ve! Le dijo el zorro al hombre.
- Si tú fueras alto y fuerte podrías alcanzármela; pero tus piernas son cortas y tus brazos no llegarían ni siquiera cerca. En cambio yo, con mi estatura de zorro, podría dar un salto y tomarla con mis dientes, arrancándola de la rama.
El hombre saltó lo más alto que pudo, pero no alcanzó la manzana. Saltó una y otra vez hasta que se cansó y se detuvo a retomar el aliento.
- Has visto, ha sido como he dicho. No salto ahora mismo, porque sería humillarte en tus narices, y tu débil autoestima se vería seriamente dañada. Dijo el zorro.
- Mis piernas no son cortas y mi cuerpo no es débil, soy fuerte y ágil; cuando retome el aliento, de un salto la tomaré con mis manos. Dijo el hombre.
- Yo no lo creo, pero nada tengo que hacer, más que verte y reírme de tu fracasado intento. Dijo el zorro mientras se echaba apoyando su hocico sobre la cola.
El hombre irritado retoma sus intentos y a pesar del esfuerzo, no logra alcanzar la manzana.
- Ya que se te dificulta tanto, podría buscarte una más baja… si te rindes…
- ¡Nunca! Le respondió el enojado hombre. Si no la alcanzo con mi mano, la alcanzaré con mi espada y de un solo golpe caerá ante tus pequeñas patas.
-Pues aquí sigo esperando. Dijo el zorro.
El hombre saltó nuevamente y lanzó su mejor golpe. Fue más cercano, pero no lo suficiente. La manzana permaneció colgada.
El zorro rió y le dijo: No te preocupes, si sigues intentándolo, la manzana madurará y caerá por su propio peso, porque tú no podrás cortarla. Salvo que…
- ¡¿Salvo qué?! Dijo el hombre agitado y lleno de cólera.
- El problema son tus piernas, son pequeñas, pesadas y te amarran a la tierra, por eso no puedes saltar más alto.
El hombre se estiró, de puntas de pié, con el brazo extendido, la espada empuñada en la punta de los dedos y no llegaba.
El zorro rió nuevamente y el hombre en su afán por llegar, lleno de ira aprieta su espada fuertemente y lanza un corte directo a sus piernas, sin quitar la mirada de la manzana. El hombre se derrumba estrepitosamente y cae al suelo sobre sus piernas sin comprender que sucedió.
- ¡Zorro! ¿Qué sucedió?
- Muy simple; respondió. Por querer llegar más alto, has cortado tus piernas.
Marcelo González Calero. 2011.