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jueves, 9 de diciembre de 2010

Fotografía: La libre subjetividad.

En la vida de la fotografía, los conceptos y las percepciones fueron cambiando, así como su uso y fin, hasta llegar a la libertad de poder ser lo que quiera. Hoy de “fotografía” nos queda la definición técnica que evoluciona con la tecnología, pero el resto es pura subjetividad.
La necesidad humana de poner nombres, rótulos, límites, definiciones, cantidades, precios, razones y verdades, molesta a la fotografía como una mosca que quiere depositarle sus huevos. Lo finito quiere colonizar lo infinito y lo intenta cada vez que encuentra la guardia baja. Pero la fotografía se da el lujo de romper con todos los paradigmas, es silenciosa y a la vez le grita en la cara una forma de ver la realidad que ya nunca podrá evitar, ni cerrando los ojos, ni tratando de olvidar.
Por ser hermana joven, la “Fotografía” se mide, compara y refleja con la “Pintura” y por no saber cómo tratarla, el Hombre recurrió a ella para controlarla. Pero el instinto joven y rebelde demostró que se valdría de la subjetividad, nada más.
En la ambición y necesidad de valorar una foto, se recurrió a la valoración técnica. Esto es, que si la foto está bien enfocada, nítida, con un buen manejo de la profundidad de campo, etc., la foto es mejor, sobresale de otras, vale y cuesta más.
Joseph Niépce (1827)




Esta foto se consideraría desenfocada, granulada por demás, falto de detalles y tal vez maltratada por la humedad. Todo eso si fuera actual, pero es la foto más antigua que se conserva. Es la historia misma de la fotografía. Entonces no nos fijamos en el deterioro.
Tal vez justifiquemos su importancia por el tiempo, después de todo es de principios del 1800, pero para 1944, no es válido o ¿sí? La tecnología ha mejorado mucho, los tiempos de exposición dejaron de ser horas para convertirse en milésimas de segundo. Tal vez ya nadie justifique una foto desenfocada y un poco granulada.

Robert Capa (1944)




Robert Capa, uno de los más grandes fotógrafos de la historia, desembarca con un grupo de soldados en Normandía. El día D. Entre disparos, morteros, cuerpos y partes, intenta tomar una foto con el pulso dominado por el temblor de los nervios, del miedo y de las ganas de seguir vivo.
Toma esta fotografía movida y sobrevive, solo fueron 106 fotos. Cuenta la historia que el laboratorísta por error vela algunas fotos, arruinando completamente parte de su trabajo.
Esta fotografía sobrevive, como Capa. ¿A quién le importa si está movida? Es una foto increíble, cuyo movimiento ayuda a entender la gravedad del contexto en que fue tomada. Otra foto que destruye la referencia para valorizar la “imperfección” en la elección de la velocidad.
Cualquiera pensaría que con estas historias, las dos fotos anteriores se pelean el record de la más costosa… Tener en tu colección la fotografía más antigua que existe, debe valer mucho más que cualquier otra. ¿Cuánto vale una foto que fue tomada a consecuencia de arriesgar la vida?
Pues no, la foto más costosa rematada no se basa en la antigüedad tampoco, es esta:


Andreas Gursky, 99 Cent II, Diptych (2001). ¿Una hermosura verdad…? Cuestión de gustos. Pero fue vendida en la módica suma de 3.351.720 de dólares. De verdad les digo que fue muy barata, recuerden que la hermana mayor, la “Pintura” tiene un record de 110.000.000 de euros. Y compiten por la “belleza”. Otro tipo de fotografía.
Ustedes pensarán, …pero tal vez fue tomada con una de esas cámaras súper ultra sofisticadas, con lentes grandes, largos y raros, con flash y lámparas y millones de megapíxels. Tal vez la creatividad del artista fue tan magnífica que se justifica la suma. Tal vez él ve arte donde nosotros no. Tal vez...
Pero de todas maneras hay una foto más costosa aún.




Sí señores y señoras. 6.080.000 dólares se pagó por la foto. Nada que Usted no pueda sacar con su cámara de bolsillo en modo automático. Si pensaba deshacerse de su cámara porque creía que las fotos no valían, piénselo nuevamente.
Otro tipo de fotografía, menos artística tal vez, pero para alguien valió más de 6 millones de dólares. Y no se trató de la tecnología, ni el fotógrafo, ni el arte, ni la antigüedad. Se trató de los sujetos fotografiados.
Como les dije antes, la fotografía se vale de la subjetividad. En el arte, puede valer o no… ¿y en el mercado, en la prensa, entre coleccionistas, entre fotógrafos y entre la gente común? ¿Hay gustos más válidos que otros? ¿Existen las valoraciones justas?
¿Es mejor una foto de 6 millones o la primera foto de su hijo/a recién nacido/a?
El viejo dilema de si las cosas “poseen” valor o se les “otorga” valor.
Para la fotografía vale y seguirá valiendo la libre subjetividad.

3 comentarios:

  1. Muuuyyyy bueno este aporte, diría que rompe la suave y grandiosa estructura de lo perfecto.
    Habre caminos entre lo filosofico y lo pragmatico.
    Una muestra mas de que las cosas simplemente "son" y la diferencia somos Nosotros.
    GRANDE MARCE!!!
    NACHO

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  2. Por cierto podran valer Angelina y Brad pit Mucha plata, pero el precio de lo historico el valor del tiempo o el romper con los paradigmas de la vida, tiene el valor mas grande para quien nutre su espiritu de cultura e intelecto. Eso tan intangible y complicado de ver hoy en día.
    Pero sabes que, como lo hubiesen dicho Joseph Niépce y Robert Capa, no hablemos de las fotos, DEJEMOS QUE ELLAS NOS HABLEN!!!

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