

"El levantamiento de Asencio exige, entre los reconocimientos de esa época una especial rememoración.
Su trascendencia excede los límites de nuestra historia nacional puesto que contribuye, en momentos críticos a confirmar y entonar la iniciativa revolucionaria de 1810, siendo, en cierto modo el punto de arranque de la revolución oriental, la sintetiza en su carácter esencialmente popular y democrático, obra de la espontaneidad de las masas campesinas, mucho más que de la cultura de la ciudad.
Y esa espontaneidad popular del Grito de Asencio, contribuiría a singularizar el significado de la estatua que lo glorifique.
Los otros gloriosos episodios de la independencia nacional que se perpetúen en el mármol o el bronce, se representaran casi siempre por la efigie de alguna personalidad culminante.
Pero es necesario que entre nuestras estatuas, haya una consagrada a esa entidad anónima del pueblo, que, siendo la primera en el sacrificio, es siempre la última en la recompensa de los contemporáneos y en el recuerdo de la posteridad."
Proyecto de Ley presentado por José Enrique Rodó en la Cámara de Representantes para
apoyar la construcción de un monumento al Grito de Asencio.
12 de marzo de 1910.
Agradezco este invalorable aporte al Sr. Miguel Ángel Gayol, que en su desinteresada contribución nos sigue regalando riqueza y cultura a través de la Historia.
Muchas gracias.
Marcelo González Calero. 2011.
“Leales y esforzados compatriotas de la Banda Oriental del Río de la Plata: vuestro heroico entusiasmado patriotismo ocupa el primer lugar en las elevadas atenciones de la Excma. Junta de Buenos Aires, que tan dignamente nos regenta.
Esta, movida del alto concepto de vuestra felicidad, os dirige todos los auxilios necesarios para perfeccionar la grande obra que habéis empezado: y que continuando con la heroicidad, que es análoga a vuestros honrados sentimientos, exterminéis a esos genios díscolos opresores de nuestro suelo, y refractarios de los derechos de vuestra respetable sociedad. Dineros, municiones, y tres mil patriotas aguerridos son los primeros socorros con que la Excelentísima Junta os da una prueba nada equívoca del interés que torna en vuestra prosperidad: esto lo tenéis a la vista, desmintiendo las fabulosas expresiones con que os habla el fatuo Elío, en su proclama de 20 de marzo. Nada más doloroso a su vista, y a la de todos sus facciosos, que el ver marchas (con pasos majestuosos) esta legión de valientes patriotas, que acompañados con vosotros van a disipar sus ambiciosos proyectos: y a sacar a sus hermanos de la opresión en que gimen, bajo la tiranía de su despótico gobierno.
Para conseguir el feliz éxito, y la deseada felicidad a que aspiramos, os recomiendo a nombre de la Excelentísima Junta vuestra protectora, y en el de nuestro amado jefe, una unión fraternal, y ciego obedecimiento a las superiores órdenes de los jefes, que os vienen a preparar laureles inmortales. Unión caros compatriotas, y estad seguros de la victoria. He convocado á todos los patriotas caracterizados de la campaña; y todos, todos se ofrecen con sus personas y bienes, a contribuir a la defensa de nuestra justa causa.
A la empresa compatriotas, que el triunfo es nuestro: vencer ó morir sea nuestra cifra; y tiemblen, tiemblen esos tiranos de haber excitado vuestro enojo, sin advertir que los americanos del sud, están dispuestos a defender su patria; y a morir antes con honor, que vivir con ignominia en afrentoso cautiverio.”
Cuartel General de Mercedes. 11 de abril de 1811.
José G. Artigas.
¡Pare ese perro m´hijo…! ¡Qué julepe me dio! Si me hizo recular de un salto y no sabía si manotear el mate que se me caía o la alpargata pa´ darle un tate quieto… Disculpá si te desperté.
Pucha carajo me quemé tuito el brazo…
Pero que perro de mierda. Siempre me hace lo mismo, me agarró de hijo… ¡Hijuna gran…!
Un día de estos me va a agarrar medio revirao vas a ver y le voy a dar un boleo en el culo que ni te cuento. Te lo voy a dejar estampao contra las chapas…
Pero que calentura pa´ manecer. ¡Si uno no gana pa´estas desgracias hermano!
¡Buen día! Digo yo… casi que no, pero en mis pagos se saluda… Che, qué caripela…
Andá… andá… Anda a atarlo, llevalo a la cucha, metelo pa´dentro, no sé, vos ves, pero sácamelo de enfrente porque de caliente no más le voy a echar un chorro de agua caliente en el hocico.
¡Pa…! Te pisotié tuitas las plantas… Tu mujer me va a matar. ¡Qué macana!
No le emboco una… Siempre que vengo quedo mal con tu patrona. Y eso que vengo cada muerte de obispo. Decile que está linda la zarzamora que tiene acá.
¿Tenés un trapo? Me manché la camisa con yerba… Que enchastre…
Voy a cerrar el portón, a ver si se escapa el perro por culpa mía y sale pa´ la calle. Lo único que falta es que lo atropellen al pobre chicho…
¡¿Cómo le va Doña?!
Acá me ando… ¡Gracias! Serán dados…
¡Che Yamandú! No sabía que tenías Cedrón acá. Te voy a sacar una hojita pal mate…
Después te voy a pedir agua caliente que me queda medio termo…
¡Ta lindaso el día! Igual a ver si se viene el agua… Ta brava la seca. ¡Mirá como está el pasto! Las plantas tan medias secas eh...
¡Che Yamandú! ¡Me dejaste hablando solo como un boludo acá hermano!
¿No digo yo? A mí me ven la cara…
¡Yamandú!
- ¡¿Qué?!
¡¿Que hacés loco?!
Atando al perro… ¡Pará que no sé donde carajo dejó la cadena mi mujer!
Bueno hermano… ¡Vuelvo más tarde si estas tan ocupado…!
- ¡¿Qué?!
Nada deja… me voy yendo…
- ¡¿Qué?!
¡Puta madre!
- ¡¿Qué?!
Nada, pisé mierda…
Marcelo González Calero. 2011