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jueves, 24 de marzo de 2011

Nuevo espacio. Tema: Energía.

No hace falta aclarar que la Energía ha dado, da y dará que hablar. El petróleo tiene en jaque las economías, nuestros bolsillos, los países, los conflictos, los científicos y el medio ambiente entre tantas cosas. La energía atómica libera su genio cada cierto tiempo para que el mundo contenga la respiración, las "energías alternativas" son un tema urticante, cosa de científicos y ambientalistas, de políticos y soñadores, a veces de ciencia ficción.

¿Qué pasa en el mundo con la energía? ¿Qué son las famosas "energías alternativas"? ¿Cuánto hay de futuro y de presente?

Las preguntas surgen y las respuestas son polémicas. Por eso hemos abierto este espacio junto al Ingeniero Sebastián Araneda, un destacado profesional y amigo, para aportar si es posible, un granito de arena a la información y el conocimiento, desde el punto de vista técnico y periodístico, para acercarnos un poco más a la opinión calificada.
Quiero agradecer a Sebastián Araneda por su tiempo y su aporte de conocimiento.



¿Quién es Sebastián Araneda Huidobro?


Es Chileno, titulado en el año 2008 con distinción máxima de la carrera de Ingeniería Civil Mecánica en la Universidad de Chile. Posee un Máster multidisciplinario en Gestión e Ingeniería en Energías y Medio Ambiente impartido en España (Universidad Politécnica de Madrid), Francia (Ecole de Mines de Nantes) y Suecia (Royal Institute of Technology).

Se ha desempeñado como ingeniero de proyectos eólicos en Alemania y como investigador energético en el Centro de Modelamiento Matemático de la Universidad de Chile.

En Europa adquiere una visión amplia de la problemática energética, medioambiental y de sostenibilidad a nivel mundial y obtiene un conocimiento acabado de las políticas y estrategias energéticas en los países europeos líderes en el tema.

Su principal objetivo como “ingeniero energético” es promover y apoyar al desarrollo sustentable, velando por el cuidado del medio ambiente, por un desarrollo de país sostenible y por una matriz energética madura y eficiente que asegure un progreso nacional ascendente.


Primer artículo:

La Energía como servicio… ¿Cuánto entendemos al respecto?

Según la Real Academia de la Lengua Española el término “energía” se define como “la capacidad para realizar un trabajo”.

Pero, ¿cómo se materializa esa definición en la sociedad en la que actualmente vivimos?

La energía es el motor principal en el cual nos apoyamos para vivir diariamente y el cual crea el contexto en el que nos desarrollamos. Nada influencia la vida de las sociedades modernas, más que la utilización y disponibilidad de energía. Ella está involucrada en todas nuestras actividades, se utiliza por ejemplo para mover el automóvil, hacer funcionar los aparatos eléctricos, fabricar los productos que diariamente consumimos, para comunicarnos, crecer, en resumen, para satisfacer las necesidades de la sociedad del siglo XXI. A través de esta pequeña definición nos damos cuenta rápidamente que la energía finalmente no es nada más y nada menos que uno de los servicios fundamentales más importantes de los cuales nos servimos para vivir y debemos aprender a entenderla y valorarla como tal.

Un hecho lamentable, no obstante, es que cada una de las formas de generar este servicio, conlleva alguna forma de impacto negativo de diversas magnitudes para el ambiente y/o sociedad. Estamos hablando, por ejemplo, desde los impactos visuales y dificultades económicas propios de algunas energías renovables, hasta la liberación de CO2, causada por la combustión de los combustibles fósiles en las plantas termoeléctricas y en los motores de nuestros automóviles, buses y aviones, que a la larga generan el tan conocido “calentamiento global”.

Frente a las consecuencias anteriores, últimamente hemos visto mucho rechazo por parte de la opinión pública hacia la realización de cualquier proyecto energético termoeléctrico, hidroeléctrico e incluso eólico. Puede parecer paradójico entonces, el hecho de que algunos ciudadanos se opongan a la prestación del servicio que tanto utilizan y necesitan diariamente para satisfacer todas sus necesidades y para crecer como sociedad y como país. Surge de inmediato entonces, la interrogante de ¿qué tan informada está la sociedad sobre el contexto energético mundial? y más aún, ¿cuál es el aporte de cada uno de nosotros para que este servicio y su utilización se vuelvan más sustentables, eficientes e inteligentes?

Muchas veces queda la sensación de que la única posición social frente a proyectos energéticos es un rotundo NO, sin siquiera interesarse por entender al menos los impactos positivos que muchos proyectos intrínsecamente tienen, como el hecho de que la hidroelectricidad es una fuente limpia y propia chilena, que en el futuro será muy importante para la seguridad de nuestro suministro e independencia energética.

Frente al contexto anterior, ¿Qué significa entonces una “estrategia energética” de país “inteligente”, entendiendo la energía como un “servicio” al país, necesario para poder crecer como sociedad? ¿Qué cantidad de energía será necesaria para una persona en el futuro, sin tener que renunciar al estándar de vida occidental que ya está inmerso en nuestra sociedad chilena y que todos estamos acostumbrados a vivir?

Las interrogantes anteriores, muy importantes dentro de la política energética nacional, representan un gran desafío para los tomadores de decisiones actuales. Dentro de las claves para solucionar estos desafíos está el desarrollo de una matriz energética diversificada y un aporte al uso eficiente de la energía por cada uno de nosotros, teniendo en cuenta e identificando por supuesto los factores sociales, técnicos, económicos, de seguridad de suministro, medioambientales y políticos, propios de nuestro país.

En cuanto a nuestro propio aporte, es interesante nombrar un estudio de la Agencia Internacional de Energía (IEA) que muestra que la eficiencia en el uso final de la energía daría cuenta del 65% de la reducción de emisiones de efecto invernadero hacia el año 2030, muy por sobre el 12% que supondría el incremento en el uso de las energías renovables, el 13% que supondría el incremento de la eficiencia en el sector de generación y el 10% que supondría el incremento de la utilización de energía nuclear (recordemos que la energía nuclear no produce gases de efecto invernadero durante la operación de las plantas).

Como conclusión entonces, podemos decir que el futuro energético y el impacto sobre el medio ambiente dependen en gran medida de la utilización de la energía por el cliente final, esto es, por la sociedad. Así, un desarrollo sustentable futuro dependerá mayoritariamente de las acciones inteligentes de utilización del servicio energético de cada uno de nosotros y dependerá en un grado mucho menor de la oposición o apoyo que hagamos hacia nuevos proyectos energéticos, que a la larga no son ni más ni menos que respuestas a nuestras propias necesidades de este importante servicio.

¿Cuánto sabemos al respecto?

Creo que ésta es una interrogante que queda a juicio de cada uno, el llamado es a informarse y entender la Energía como un servicio hacia la sociedad y no al revés, comprendiendo el contexto energético de una forma global y entendiendo que nosotros somos los principales actores para lograr un cambio. Los próximos artículos tendrán el objetivo entonces de informar a los lectores con respecto al mundo energético y medio ambiental, donde se abordarán muchos de los temas y conceptos que se han tratado en estas líneas y que son necesarios para una comprensión cabal del tema.


Sebastián Araneda Huidobro.

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